COLUMNA ESPECIAL
La gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, sostuvo recientemente un encuentro con representantes de medios de comunicación de la entidad, destacando su labor y contribución social al informar sobre las acciones en beneficio de la población. Durante el evento, subrayó la importancia de la libertad de expresión y expresó su respeto y apoyo hacia el gremio, comprometiéndose a garantizar el ejercicio pleno de este derecho.
Pero, ¿a qué representantes de medios de comunicación se refería y dirigía la gobernadora? ¿A aquellos que, en su momento, la atacaron con propaganda tendenciosa y falsa para favorecer a Alejandra del Moral y que ahora, sin el menor reparo, posan sonrientes en fotos del evento? ¿O a los que en Texcoco no obtuvieron ni una respuesta, ni siquiera una mirada o gesto de cortesía por parte de la gobernadora, cuando intentaron obtener una declaración de su parte? ¿Tal vez a los que cubrieron los bloqueos en Ecatepec, originados por actos de corrupción de un gobierno ex morenista? ¿O a los cinco integrantes de una familia de la zona de los volcanes, dos de ellos servidores públicos, que acudieron puntuales a las reuniones organizadas por Comunicación Social del gobierno estatal, primero en Texcoco y ahora en Toluca?
¿Quizá se refería a periodistas víctimas de abusos por parte de directores de comunicación social, como en el caso de Tultitlán, Ixtapaluca y Chimalhuacán? ¿O a los afectados por editores de diarios, como el que posó junto al secretario general de Gobierno, víctimas de acoso laboral y luego despidos injustificados, muchas de ellas personas de la tercera edad, que ahora están desempleadas?
Sin duda algunos de los presentes son merecedores y merecedoras de reconocimiento; sin embargo, también es necesario señalar que hay casos altamente cuestionables, pues en lugar de estar al servicio de labor periodística se sirven de ella , y, más aún, sorprenden al que no sabe.
Finalmente, es justo reconocer un gesto digno de la texcocana: haber dignificado a una periodista víctima de violencia de género y a un periodista de la tercera edad, demostrando sensibilidad hacia su persona y su oficio periodístico.
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