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martes, 5 de mayo de 2020

De la Ficción a la realizad del COVID-19



CRONISTA

No recuerdo haber vivido antes una pandemia como el COVID-19, todo esto es nuevo para mí, yo que soy aprensivo me he alejado de quienes más amo, pero no importa si con eso contribuyo a que ellos estén bien.

Estoy careciendo de muchas cosas, incluso de aquellas que me gustan y satisfacen, pero debo tener paciencia y comprender la grave situación. Buscar ayudar a quien lo requiera de acuerdo a mis posibilidades y de la forma que pueda, desde mi lugar o en mi andar, si me sobra un poco compartir algo material, afecto o solidaridad, pues son momentos difíciles para todos, algo que jamás imaginé vivir.

En 2009 colocarme cubrebocas fue una forma de evitar la influenza H1N1, aunque muy pocos creyeron en su existencia, ahora es lo mismo, mucha gente no cree en el coronavirus, y esta vez es más letal. Ahora tengo que tener todos mis sentidos despiertos para mantener la sana distancia y alejado de las personas, estar atento a que no me hablen de frente, protegerme los ojos, concientizarme de no llevarme las manos a la boca, a la nariz ni tallarme ningún ojo, aunque tenga comezón y, si me hormiguea el rostro al punto de la desesperación, no claudicar hasta que haya lavado mis manos, dedos y uñas a conciencia por más de 20 segundos haciendo espuma del jabón.

Mi celular, que es una herramienta importante de trabajo, comunicación y entretenimiento, también es una pieza de riesgo constante en donde sin querer se puede alojar por varios días el coronavirus, es por eso que tengo que desinfectarlo constantemente o limitar su uso. De igual forma asearlo de manera permanente, así como los lugares donde más permanezco y las cosas que regularmente utilizó en casa u oficina.

Para reducir al mínimo el riesgo de contagio lavo las cosas que compro en el supermercado, aunque están empaquetadas, pues hay otras personas que tal vez las sujetaron antes que yo para verlos o acomodarlo, y de nuevo lavarme las manos cada vez que puedo.

Tengo que tomar medidas rigurosas para entrar y salir de casa, dejó afuera mis zapatos, cruzando la puerta de acceso hay una pequeña área restringida donde está mi primer filtro. Ahí me despojo de mis pertenencias, limpio con jabón y cloro perillas, llaves, dinero e identificaciones. No debo sentarme en mi cama, sillas y sillones, me dirijo de inmediato al baño para bañarme antes de saludar a mi familia, y ahí lavo mi ropa con mucha espuma.

Lo anterior, es algo que jamás imaginé vivir y sin embargo lo vivo todos los días desde hace casi un mes. Ahora ya tengo preparada mi careta y cubrebocas para los días venderos que tenga que salir a trabajar y para comprar comida. Va haber más gente contagiada asintomática (que no presenta síntomas) interactuando como si nada

La película The Walking Dead, era ficción hace unos años, ahora estamos frente a algo parecido que mantiene en peligro constante nuestra vida, principalmente la de nosotros los adultos y adultos mayores, los que estamos pasaditos de peso, con hipertensión y diabetes, e incluso por fumadores.

Los ignorantes, los incrédulos, los asintomáticos, los jóvenes y los que se creen inmunes o fuertes son los más peligrosos para nosotros, pues nos pueden contagiar y son los responsables de que esta pandémia dure más tiempo.

Muchos nos rehusamos a salir de nuestra zona de confort porque no hemos caído en la cuenta de que estamos en medio de una epidemia donde pueden o podemos perder la vida miles o millones de personas. El desorden mundial y económico se da por añadidura.

Espero que mis hijos nunca vivan algo como esto que no imaginábamos vivir porque es algo atípico, (por eso es la incredulidad de muchos), y si les sucede, esta experiencia les servirá para que lo enfrenten con entereza y salgan adelante, pues mientras haya salud habrá oportunidad de recuperar los días y valores perdidos.

No importa comer frijoles y arroz, o tortillas con sal por varios días. No importa no celebrar como quisiéramos nuestro

cumpleaños, el Día del Niño, el Día de la Madre, el Día del Maestro y el Día del Padre, si tendremos más días y años para celebrar con vida cuando pase esta contingencia sanitaria.

Las autoridades ya anunciaron que vendrán tiempos difíciles en las próximas tres semanas, es por eso que aprovecho para pedirte a ti que eres joven, a ti que eres adulto y adulto mayor que a partir de hoy hagamos y demos lo mejor de nosotros para nosotros mismos, para los que queremos y amamos, a nuestros amigos, compañeros y vecinos, incluso a los que nos caen mal y nos ven como sus enemigos, en general para nuestro prójimo, y cuidarnos para cuidar a los demás.

Hagamos lo que nos toca y los médicos y enfermeras también. Confiemos en que Dios hará los suyo y que nos dará fortaleza hasta que llegué por fin el día en que podamos abrazarnos y saludarnos de mano.

SI TE RESULTÓ ÚTIL. COPIA Y PEGA PARA DIFUNDIR POR FAVOR. GRACIAS!

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